Librandose de los cuatro muros del castillo [Kate]

Andy sonrió, ¿como podía sonreir en aquella situación? Ahora si que estaba nerviosa, muy nerviosa. Escuché lo que decía atentamente. Me cogió el antebrazo izquierdo y observó mi latente marca.
-¿Sirve lo de: Yo no quería hacerlo ellos me obligaron? - le pregunté con los ojos cerrados.

Le escuché.
-Andy, sabes perfectamente que me alié a ellos de manera totalemente voluntaria - le aclaré.
Me volví a tensar al oí aquello, ¿dejaría que el Señor Tenebroso me torturara?, no era solo eso, era cuestión de principios, yo estaba con ellos por una razón. Que debía hacer. Me paré a pensarlo detenidamente, olvidandome de responderle a Andy.

Dijo un simple: Lo sé. Continué con los ojos cerrados. Escuché lo que me dijo, pero solo lo oí como un lejano susurro.
-¿Por qué te comportas así, Andy? - le pregunté de pronto.
-Parece que te gustaría que te entregase...

El hablaba mientras le acariciaba el brazo, volvió a hablar de los mortífagos, Dark Lord y todo lo demás. No quería que lo entregase. Lógico. Le dijo que debía cuidar lo que hacía.
-Se cuidarme yo solita, Andy - le espeté.
-No hace falta que me vengas dando consejos sobre lo que debo o no debo hacer - le dijo groseramente apartando el brazo y volviendo a esconder la marca bajo la camiseta. La verdad es que se estaba irritando bastante. No sabía lo que hacer, perder un amigo, o ser torturada...

Lo escuchó irritada. Ahora se enfadaría por cualquier tontería.
-Ah... eso es lo que soy ahora, ¿no? una de tus mejores amigas, una del montón - medio le chillé. Estaba muy enojada con él y todavía no sabía muy bien por qué. Escuchó lo de la maldición imperdonable.
-¡Andy! deja de comportarte como un estupido ¿quieres? - le rogué.
Lo siguió esuchando tristemente.
-No es que no quiera que me des consejos, Dy - dije, llamandole por el mote que le llamaba cuando eramos niños.
-Es qué necesito pensar como voy a actuar - en ese momento se levantó y se diriguió al lago.
-No te acerques al lago, que si te caes no podré salvarte - intenté bromear, para liberar la tensión que había en ese momento entre nosotros.

De un momento a otro me saldrían plumas y alas. No por favor, me rogué a mi misma.
-Ya vale...lo siento - me disculpé por gritarle y haberle hablado así.
-Pero es que me da igual - le espeté sin mirarle.
-Cada uno actua como le viene en gana - suspiré, sabiendo que si Dark Lord leía mi mente, tenía una tortura asegurada. Siguió escuchando a su amigo.
-Claro que dudo, ¿como no iba a dudar? - susurré, fué casi un sonido imperciptible. Se acercó más a las rocas, no podía mirar, solo de pensar que se ahogaría...
-Me da igual, alejate de ahí -le ordené.

Escuché lo que decía aún con los ojos cerrados. Sonrió cuando le dijo que la perdonaba. Sabía que era cierto lo que Andy decía, si volvía a decir algo como eso, me torturaría. Abrí los ojos y ví como iba bajando de la roca. Aún no me miraba, pero yo si le miraba a él.
-Lo siento Dy - me disculpé.
-Estoy un poco nerviosa estos días, con todo este lío y... - suspiré antes de acabar la frase.

Andy se acercó y se sentó a mi lado. Me acarició la mejilla y apoyé la cabeza en su hombro. Escuché lo que me decía. Tenía razón con lo de que me enfadaba fácilmente. Escuché lo que me decía tranquilamente, no me apetecía enfadarme con él, lo acababa de recuperar, pero cuando escuché lo del lío, me tensé.
-Sabes el porque del lío, Dy - le dije sin más, después de eso recogí mis cosas y empecé a andar para irme.

Ya me iba cuando Andy me cogió el brazo. Y dí una vuelta a medias para ponerme frente a él. Suspiré al escucharle.
-No Andy... es que... necesito pensar ¿vale? esto no es fácil - le dije.

Me estrecho en un abrazo.
-Gracias - le dije. Y volví a comenzar mi marcha. No era posible que en una tarde hubiersen descubierto ambos tanto. Él era Andy,mi amigo, aún no me lo podía creer, tambien era un espía de la orden, tampoco me lo podía creer.